viernes, 7 de septiembre de 2007

De un mundo raro

Llevo once años utilizando Internet y he visto de todo. Pero todavía me asombra. Quizá porque utilizo en la red las mismas reglas que en la vida que llaman real: no miento, no juego, voy de cara. Alguno puede parecerme un gilipollas, pero me cuidaré mucho de decirlo, porque hay otros métodos. Tampoco hago juicios sumarísimos. Eso sí: me fío de mi intuición, que no me falla nunca. La intuición me sirvió una vez para advertir a alguien sobre una chica que le perseguía (aparentemente feminista, culta, inteligente, progresista y una fiera en la cama. Todo, aparentemente) para que, ocho meses después, me reconociera cuánta razón tenía. Son once años, decía, y me he encontrado a gente de toda ralea.

Los hay que se emocionan y comienzan a preguntarte, a la cuarta charla, si te gustan los críos -que no, que no me gustan-. Los hay que te llaman amor, preciosa, princesa, wappa, mi vida o hasta cielo. Los hay que te cuentan la historia que deberían narrarle a un psiquiatra. Y los que te mandan privados para darte el Messenger, porque se lo dan a todas las tías que se encuentran en determinados foros de Internet, para insultarte a la segunda charla y decir que eres tan fundamentalista "como siempre". Palabras textuales, oigan. "Como siempre", a la segunda charla. Que a saber la imagen que se han formado de ti, o las expectativas que tenían.

Supongo que es un riesgo de Internet, o de escribir. O de mi forma de escribir. Pero no sé hacerlo de otra manera. Me he negado, durante años, a utilizar emoticonos, porque pensaba que el tono de mis palabras se entendía. Aunque las frases cortas suenen contundentes. Aun hoy, sólo uso tres, habitualmente: el de rubor, el de incredulidad, el de broma. Y no siempre. Lo curioso es comprobar cómo la imagen que uno da escribiendo y la imagen que de él se tendría hablando puede ser tan distinta. Cómo pueden desaparecer la ternura, la dulzura o la comicidad, sólo porque tú tienes un estilo y poco tiempo. Después llega el asombro y el saber que no vas a cambiar las formas. Y al que le pique, que se rasque. Pero que no venga jodiendo.


Imagen 1: Internet Map, de Sam Campos.

11 comentaron:

Anónimo dijo...

Creo que fue Gerardo Diego el que dijo que no somos la misma persona cuando escribimos que cuando hablamos (dicho con otras palabras, mas bien se refería al nivel de consciencia que se tiene usando uno y otro lenguaje), si a eso le sumas el alter ego que supone el simple hecho de ponerse un nick... Yo diría que tampoco tú eres la misma persona hablando que escribiendo. De todas formas esto da pa un debate bastante largo.

Anónimo dijo...

El problema no está en cómo te proyectas tú en la red, sino en qué quieren ver los demás. Aunque suene a feminista (que sabes que no lo soy), una de las desgracias sociales que se transportan a internet es esa creencia de que todas las chicas esperamos adulaciones y privados en nuestra cuenta o correo.

De todos los chicos/hombres que he hablado por internet en, también, 11 años, sólo dos me han parecido interesantes y no tengo ni idea de a cuánta gente le habré parecido interesante yo, pero cuando empiezan a entrar en terrenos innecesarios o a creer que porque me llamen cielo o bonita y mierdas así voy a ser como una muñeca chapo el messenger y me hago la ostra.

Supongo que el problema está en que mucha gente no sabe llegar a otra y que muchos hombres no soportan que una mujer pueda no arrodillarse ante sus encantos. Tú tienes la peculiaridad de ser directa y sincera, tanto que a veces puedes hacer daño sin quererlo, pero quien no sepa soportar eso 1. no merece la pena porque no le dan las neuronas 2. es un cobarde.

Y esas cosas...

Anónimo dijo...

11 años...

Yo estoy en pañales. Descubriendo, asombrándome, cayéndome y levantándome (menos mal que tengo el botiquín lleno de tiritas).

No es la vida misma, pero se le parece mucho ¿verdad? Y creo que también nosotros nos parecemos mucho a lo que escribimos.

Anónimo dijo...

A mí me pasa igual con lo de cómo me ven cuándo escribo y cuando hablo, sobre todo si al escucharme también me están viendo. Soy directa para determinadas cosas y, sobre todo, tengo las cosas muy claras (casi siempre, eh?). Estas características vistas y escuchadas se suavizan, la gente no se lo toma a mal o no demasiado mal. Pero si me comporto igual por escrito, muchos se piensan que soy más dura de lo que soy...O quizás es que aún no aprendí a expresarme bien por escrito...O hablando...
De todas formas, ya sabes que yo soy dual: en mis dos nombres, al escribir y al hablar; al pensar para mí o para los demás... Así que ¿qué más da? y, como bien dices, a quien le pique, que se rasque.

Anónimo dijo...

Un mundo raro…

Querida Sarm… No te empecines, que no cabes ni vas a caber en las hormas estrechitas de algunos diosecillos que pululan por ahí. Ya sabes el cuento y la prueba que hay que superar para demostrar ser una verdadera princesa: que te quepan los pies en unos zapatitos de cristal minúsculos… Como casi todos los cuentos, es un cuento chino. Y a las princesitas chinas les vendaban los pies para evitar que crecieran demasiado. Las pobres, sólo podían caminar dando pasitos cortos y sufrían muchos dolores… pero, eso sí, tenían los pies diminutos, diminutos, diminutos…

No es tu caso, afortunadamente. Tú quieres los pies para caminar, no para embutirlos en zapatos acristalados, que te aprietan por todas partes y se rompen a la menor.

Y, volviendo al título, “Un mundo raro”… Me recuerda a esta canción:

Y si quieren saber de tu pasado
es preciso decir una mentira
di que vienes de allá de un mundo raro
que no sabes llorar,
que no entiendes de amor
y que nunca has amado.


Un abrazo.

Tuppence

P.D. Releo, y me sonrío ante el comentario de Dood: "Aunque suene a feminista (que sabes que no lo soy)..." ;)

Anónimo dijo...

jijijij, no sé por qué, pero entrando en asuntos de feminismo nunca me explico o nunca me entienden. Yo qué sé. Será que soy nula expresando algunas opiniones. Mi comentario venía por ese hecho de la visión que tienen los hombres de que cuando una mujer intenta hacer ver sus derechos o que es capaz de no someterse ante los encantos de un hombre ya es feminista. No sé si esta vez me he expresado bien. Igual tenemos conceptos diferentes de lo que la sociedad entiende por feminismo. Yo lo entiendo de una manera y puede que hacia afuera pueda parecer un jaleo, pero os prometo que dentro de mi cabeza está todo bien ordenado. Sólo que me sale la foto movida... upppss

Anónimo dijo...

Pero Dooddle, si es sólo cuestión de términos. Creo que hay, además, alguna cierta razón para que "la sociedad" entienda por feminismo lo que no lo es...

Anónimo dijo...

Na, olvídalo, si Tupp y tú siempre os explicáis a las mil maravillas. Es mi cerebro chuchurrío el que no va. Que últimamente estoy espesísima y ya ni rijo. xDDD

Anónimo dijo...

Pues eso: Dooddle feminista, Dooddle feminista...

Anónimo dijo...

ista, ista, ista, Dooddle feminista!! :mrgreen:

Ahora se pasará Tupp a sonreir...

Anónimo dijo...

:)

Tuppence