domingo, 17 de junio de 2007

Ocho

Recojo el testigo de Suntzu, que es demasiado buena como para pedirlo directamente y... Tengo que escribir ocho cosas sobre mí, pasárselo a ocho personas (que no lo paso, que cada cual haga lo que crea conveniente).


Escribo.- Menuda novedad. Escribo desde que puedo recordar y porque siempre lo he hecho, desde que aprendí a empuñar un bolígrafo. Por ninguna otra razón. Si no escribo, no vivo. Hay etapas de mi vida completamente en blanco porque me quedé seca, por trabajos horrendos o por ciudades que se me hacían más horrendas aún. Escribo donde me pille, pero me gustan especialmente los bares. Todo el mundo observa, los hay que se acercan y siempre tengo la misma respuesta preparada para lo que preguntan, que siempre son un qué haces (escribir, gilipollas, no lo ves) y un por qué: me ahorra dinero en psicólogos.

Odio las distancias.- Antes pensaba que estaba acostumbrada, me he pasado media vida haciendo amigos con fecha de caducidad, media vida cansada de contar las mismas cosas y media vida dándome brutalmente o de a poquito. Pero, desde hace tres o cuatro años, cada vez que me despido, me jode. Me jode: no hay otra palabra: me jode no poder pasear con Nerea por Madrid, perderme mil detalles de la vida de Maricarmen, no ver a Pupe más que los fines de semana y andar a trompicones pensando que hace años que no me tomo un café con Jandro y que no ceno con Ángel ni camino por Granada de noche hablando y hablando y hablando...

Soy irritable.- Mucho. Y lo peor que se puede hacer cuando estoy irritable es intentar hablar conmigo. Suelo avisarlo, pero no hacen caso. Y me vuelvo la persona más desagradable del mundo.

Hablo mucho.- Pero digo poco. Las frases que mejor lo definen son dos: una, al principio de conocerme: "Es que tú lo cuentas todo". Otra, cuando han pasado cuatro o cinco meses: "Es que tú no cuentas nada". Cuento lo contable. Lo no contable lo saben unas pocas personas y, desde hace algún tiempo, me cansé de oírme narrar las mismas cosas, los tres o cuatro aspectos de mi vida por los que se podría llegar a conocer cómo funciono. Así que ya no los cuento: no es afán de ocultarme: es cansancio.

Me gustan los libros.- Como a Suntzu, me gusta el olor de los libros nuevos, la tinta, el papel amarillo de mis libros viejos. Releo y releo, hay párrafos que me sé de memoria, mil poemas que me sé de memoria; cuando llego a una casa, me hago una idea de quién vive ahí por lo que hay en las estanterías; no creo que conozco realmente a nadie hasta que no leo algo que haya escrito; y, sin embargo, huyo como de la peste de las charlas literarias: me pone nerviosa la gente que intenta demostrarme lo que ha leído, lo bien que escribe o sus conocimientos teóricos. Puedo volverme también terriblemente desagradable: lo controlo, de verdad que lo controlo, pero me entran unas ganas de dar por culo...
Comprendo hasta lo incomprensible.- Soy empática. Eso no significa que no haya mil comportamientos ajenos a lo largo del día que me parezcan absurdos del todo. Incluso míos, a veces.

Soy primaria.- No pienso, voy como un caballo desbocado y sólo después me siento completamente ridícula... y el ridículo me dura días. Llámenlo ser primaria, pasional, visceral o comportarse como un elefante en una cacharrería: el resultado es el mismo. En todos los aspectos de la vida. Preferiría que el laboral se librara de esto, pero no se libra. Una pena.

Quiero tomarme un café con alguna gente a la que no conoceré nunca.- Y esto no merece más comentario que esa frase. Quiero tomarme un café con alguna gente a la que no conoceré nunca.

6 comentaron:

Anónimo dijo...

Me gusta cómo te ha quedado el "ocho". Y gracias por recoger el testigo.

Resulta curioso que nos hayamos encontrado de esta forma, después de tanto tiempo.

Te veo el fin de semana, que tenemos cafés pendientes.

Anónimo dijo...

¡¡¡Bonita radiografía, leñe!!! A mí también me ha gustado el último punto, demuestra que sí eres irritable y que sólo cuentas lo que quieres. Ya somos dos. ;)

Anónimo dijo...

Me encanta que tú, Suntzu, no cumplas la última frase de este meme...

Dood, gracias. Me han quedado cosas pendientes. ¿Podría valer un "ocho, segunda parte"?

Anónimo dijo...

La verdad es que me alegra ver que te conozco, al leer lo que has elegido para describirte. Pero tienes razón, hacen falta ochos segunda parte, y tercera, y cuarta... Pero, bueno, así dejas parte de ti misma en el misterio, que ya sabes que es lo que más morbo da.

Anónimo dijo...

Hombre, una segunda parte, sí, pero si hicieras más partes ya no tendría gracia lo de que fueran 8, ¿no? :P

;)

Anónimo dijo...

Arwen, pues claro que me conoces: si a estas alturas (¿cuántos nos caen? ¿Trece años juntas?) no me conoces, apaga y vámonos: tú podrías decir más cosas de mí de las que yo he escrito, seguro...

Y Dood, ya no sería un ocho, pero ya sabes: me gusta inventarme memes...