domingo, 20 de mayo de 2007

Óyeme con los ojos, ya que están tan distantes los oídos...

Pedía que Dios le quitara el entendimiento, porque no quería irritar al Santo Oficio. Es de las escritoras más irónicas (con permiso de Emily Dickinson) que me he encontrado jamás, y de las más ácidas y, con mucho, la más dura. Mi hermano pequeño la llama "la monja forzosa". Una amiga mía se enamoró de ella hace ya no sé cuántos años, consiguió ediciones antiguas de sus libros (que colecciona como colecciona relojes) y me regaló sus poemas. Todos leemos para encontrar una mente más lúcida, más sabia, más inteligente, más asombrosa que la nuestra (lo que me duele es que para eso no haga falta mucho, en fin).


Suntzu, me resulta complicado elegir un poema para regalarte... Así que dos sonetitos. Para que se los enseñes a tus alumnos...
A su retrato - Soneto CXLV
Éste que ves, engaño colorido,
que, del arte ostentando los primores,
con falsos silogismos de colores
es cauteloso engaño del sentido;
éste, en quien la lisonja ha pretendido
excusar de los años los horrores,
y venciendo del tiempo los rigores
triunfar de la vejez y del olvido,
es un vano artificio del cuidado,
es una flor al viento delicada,
es un resguardo inútil para el hado:
es una necia diligencia errada,
es un afán caduco y, bien mirado,
es cadáver, es polvo, es sombra, es nada.

Al que ingrato me deja, busco amante

Al que ingrato me deja, busco amante;
al que amante me sigue, dejo ingrata;
constante adoro a quien mi amor maltrata,
maltrato a quien mi amor busca constante.
Al que trato de amor, hallo diamante,
y soy diamante al que de amor me trata,
triunfante quiero ver al que me mata
y mato al que me quiere ver triunfante.

Si a éste pago, padece mi deseo;
si ruego a aquél, mi pundonor enojo;
de entrambos modos infeliz me veo.

Pero yo, por mejor partido, escojo;
de quien no quiero, ser violento empleo;
que, de quien no me quiere, vil despojo.

Sor Juana Inés de la Cruz

7 comentaron:

Anónimo dijo...

Muchas gracias por los regalos. El segundo soneto no lo conocía y me ha llegado al alma, de verdad.

Creo que ya lo he dicho más veces, pero me encanta el invento este de los blogs. Me alegra poder estar en contacto con gente como tú e intercambiar palabras, ideas, poemas y estados de ánimo.

Es fantástico.
Gracias de nuevo, unaexcusa.

Anónimo dijo...

De nada, cariño. A mí también me gusta este intercambio... Navegar, encontrar, leer, descubrir a toda esa gente que escribe maravillosamente bien y a la que no han publicado en la vida... y que encuentran, aquí, una manera de crear una red, a través de enlaces y más enlaces...
Un beso.

Anónimo dijo...

Yo ya dejo de apuntar y, directamente, me doy cuenta de que es imposible seguiros. Me conformaré con los retazos que aquí me dejáis y las pocas cosas que puede leer en mi tiempo libre. Aunque, insisto, voy a necesitar llegar a los 200 años.

Anónimo dijo...

Cariño, esto es como todo: cuestión de prioridades. Y de priorizar lo que se quiere leer. Y no leer por obligación, que es la peor manera de leer. Y disfrutar. Y...

Anónimo dijo...

Cuanto verda en esos poemas
El primero...podría aplicarse a nuestra búsqueda eterna de la eterna juventud
El otro me recueda la estrofa de Carmen. Aquella de L'amour est un oiseaux de rebelle..

Anónimo dijo...

Un valor seguro.
Un éxito editorial en su tiempo.
Y lo raro que es encontrar quien reivindique los clásicos en estos tiempos de idolatría de la novedad.

Mis respetos, Excusitas.;)

Anónimo dijo...

Qué curioso, Lola: nunca había pensado en Carmen cuando lo leía...