miércoles, 6 de septiembre de 2006

Sus amigos

Mezclan portugués y español con la facilidad que da vivir en esta ciudad que huele a yodo desde hace cuatro años, arriba o abajo, persiguiendo amores o trabajos duros, intentando escribir después de llorar y gritar sin voz de la manera más inverosímil; queriendo hacerse un hueco entre gente que habla de sequía informativa y que dice "no hay nada" con la convicción de que la nada es lo que les rodea; deseando superar jodiendas y acosos sistemáticos, pacientes, horadadores; intentando hacerse un hueco en la profesión que uno eligió o que le eligió, que eso nunca se sabe; construyendo espacios a base de vino, productos de la tierra, abrazos, aullidos desesperados, peticiones de auxilio, cafés, palabras, palabras, palabras.

Algún día se irán todos de aquí. Y descubrirán, o no, que perduran a pesar de los kilómetros y los amores y los trabajos y las vidas. De todos modos, lo que importa ahora es sólo eso. Que hubo naufragios, dolores y traumas y que encontraron a gentes a quienes contárselo.

11 comentaron:

Anónimo dijo...

El vino sigue circulando por las venas. Es la hora de la resaca. Se mira atrás y se escuchan los aullidos apagados en medio de la noche. A lo lejos, desde la ventana, se ve la Sé de Lisboa... y el Tajo, que nos hace más tristes a todos. O al contrario. Nos enseña que la tristeza no es más que un estado de espírito transitorio y necesario para sentir que sentimos, que estamos vivos, que no podemos bajar la guardia.
Se echa de menos a quienes menos se espera, a los que te escuchan porque tú no eres capaz de callar las palabras, las letras que se amontonan en la garganta, peleándose las unas con las otras por querer salir...
El amor también está ahí, saltando a borbotones desde todas las células de sus pieles. Unos son tranquilos, otros apasionados, otros locos... otros apenas una noche que es necesaria. Y así nos lo contamos. Entre el vino que sigue circulando por las venas, mezclado con la sangre viva, la de los luchadores, la de aquellos que no desisten, que no tiran la toalla. Porque hay que pertenecer a ellos. Y no morir. Y no dejar de ser. Y no pensar que son los otros los que nos "magoam". Somos nosotros si no aprendemos a vivir con ello. Con el cinismo y la falsedad. Con la mediocridad y el egoísmo. Con la envidia y la estupidez. Abre otra botella de vino que ya he perdido la cuenta. ¿Para qué? Para brindar por los encuentros inesperados. Por las personas que merece la pena conocer y que aún nos esperan al otro lado de la esquina. Por las que ya no forman parte de nuestras vidas pero siguen existiendo. Por la vida en sí. Por la amistad. Por el amor...

Anónimo dijo...

Óle.

Anónimo dijo...

Casi que solo queda decir lo mismo que una excusa. Olé!

Anónimo dijo...

Es que escribe muy bien esta periodista...
(sí, arwen, sí: virginia es también del gremio: Dios los cría y ellas se juntan...)

Anónimo dijo...

Quién es Arwen y cuál es su blog?

Anónimo dijo...

Arwen es una amiga de Sonia y mía y tiene un blog conjunto con otras amigas; una de las cuales, Suntzu, es otra periodista que encontró su vocación de profesora de Lengua y Literatura.
Me encanta esto de que os conectéis en el tiempo y en el espacio...
Su blog es unpuntodevistadiferente.blogspot.com

Anónimo dijo...

Yo elegí la profesión. La amé y adoré durante mis años de instituto y esperé pacientemente que me aceptase, que me hiciera suya. Pero como ocurre con muchos amores mal llamados platónicos, la profesión me rechazó y yo me desencanté. Pensé que el mundo se había acabado, que ya no tenía metas y fui a refugiarme en los brazos de otro amor que , reconozco que más que amor, era un amigo al que nunca había tomado demasiado en serio. Pero que el periodismo y yo nos diéramos la espalda fue lo mejor que me ha pasado en la vida. Sin querer encontré mi camino. Y ahora amo lo que hago porque lo conozco, porque sé para qué estoy aquí; porque me hace llorar y me sorprende y me maravilla a ratos. Porque nunca pensé dedicarme a esto.

Anónimo dijo...

Suntzu, que estoy yo muy sensible... Pues yo sigo amando al periodismo, echándolo de menos un día sí y otro no, preguntándome una y otra vez qué hice mal o qué hicieron mal y luchando por conseguir una plaza de funcionaria que luego me dé oxígeno para poder escribir, ser periodista con el ritmo al que siempre he querido serlo y pensando que, si quieren o no lo que escriba para publicarlo, dará más igual, porque yo siempre habré hecho lo que me dicte el corazón, sin ver cifras de ventas.
Pero, sinceramente, sigo teniendo mis dudas.

Anónimo dijo...

Es normal. A ti te gusta el periodismo, no la explotación. Y quiero decirte que creo que eres muy valiente al dar este rodeo para, al final, poder hacer las cosas como tú quieres. Los hay que no tiene el suficiente valor y se estrellan siguiendo el camino recto (que no siempre es la distancia más corta entre dos puntos, por más que digan). Ánimo...

Anónimo dijo...

Espero lograrlo algún día

Anónimo dijo...

Yo pienso que sí lo lograrás.
Los rodeos a veces vienen bien...