viernes, 14 de julio de 2006

El norte de los tristes

Otra vez las mismas explicaciones. Otra vez las mismas historias, la misma irrealidad, como si no hubiera aprendido bastante. De nuevo la irritación, que llegará y sacará la peor parte de la frustración que espoleo. De nuevo saber cómo acabará todo. No querer acabarlo. No querer, no haber querido, empezar.

Todos estos cuentos son uno y el mismo.

9 comentaron:

Anónimo dijo...

¿Por qué empeñarse en hacer preguntas, cuando uno ya está convecido de que las respuestas no daran consuelo alguno?

La salvación siempre está en lo inesperado.

"Se incendió mi casa
Ahora nada me obstruye
la visión de la luna"

-Mizuta mashanide-

Un beso.

Anónimo dijo...

La verdad, es 1asco tener esa sensación que más que una sensación es la triste certeza de estar leyendo un libro que sabes cómo acabará, pero sigues leyendo...
Lo peor es la cara de idiota que se le queda a una.

En fin.. no sé qué decirte, porque a mí me pasa lo mismo.

Anónimo dijo...

Yo cuando veo una película que sé cómo será su angustioso final dejo de verla. ¿Por qué? Porque cuando me pasa en la vida no puedo dar para adelante ni pararla ni desconectar. Es cierto que el hombre es el único ser vivo que tropieza dos veces con la misma piedra...Porque no le dejan saltarla.

Anónimo dijo...

Todos estos cuentos me los tienes que contar...

Anónimo dijo...

Ya te lo sabes, cariño. De memoria.

Anónimo dijo...

Mala gente que camina
y va apestando la tierra...

Bonito principio para un gran epitafio. Una vez mas la miseria camina cogida de la mano de todos y cada uno que nos rodean. La miseria humana frente a la consideración inerte del ser y su insoportable levedad. Tan fácil es buscar, mas fácil no encontrar. La historia de nuestras vidas. Volver y volver, acumular horas de sueño y descargarlas en un fin de semana caluroso a la vera de un pingüino sin pico.

Aullan mis entrañas por lo estúpida que es la vida y las ganas que tenemos de complicárnosla. Siguiendo los caminos más estrechos y oscuros por simple curiosidad. Todo es mas sencillo que nada. Menos que cero...

Los discos y las peliculas amontonadas en el salón. Todo está vacío. Quien no ha estado alguna vez vacío de todo y de uno mismo. Al atardecer colgaré mis párpados. Por la mañana anudaré la serpiente al cuello para morder. Para rabiar. Sobretodo para matarrrr.

Mala gente que camina(mos) y apesta(mos) la tierra, pacha mama. La madre. El padre. El hijo y la estupidez del círculo. Cuanta rabia en tan poco espacio. Quien somos, quien fuimos y quienes seremos, en las cartas del tarot. Una carta. En blanco o escrita.

Hay quien recibe cartas de cadáveres. Hay quien negocia con las cartas marcadas. Hay quien tira las cartas. Yo tengo los bolsillos vacíos y el alma llena de abrazos. Hay quien envia cartas que nunca llegan y tiembla por ello.

Los hay tristemente felices y felizmente tristes. Casados y solteros con nietos de ojos azules y miradas de hielo. Su sexo sigue sabiendo a cuchillo y mi corazón a podrido. Nos hacemos mayores y por desgracia la tierra (que apesta la mala gente que camina) no ha dejado de girar.

Al presente le tiraremos años y años y lo convertiremos en legajos de pasado. No hay segundas partes, las primeras nunca dejan de acabar.

Agarrate a mi alma, y no me dejes apestar la tierra sobre la que (la mala gente) caminamos.

Anónimo dijo...

Dejando el tema aparte, me acabo de enterar de que somos del mismo signo.

Eso no sé si es bueno o malo, pero me hizo ilusión saber que somos iguales en algunas cosas seguro.

Un saludito Sarm

Anónimo dijo...

Supongo que sí, sub...
O eso creo...

Anónimo dijo...

Ahora releo el texto de miseria, que releo casi todos los días para apresarlo (quiero mucho a ese hombre), me produce mucha tristeza. Y rabia. Pero no por él. Por mí.